Las ventajas de cultivar marihuana en interior son múltiples. Cultivas en un entorno controlado, tienes capacidad de decisión sobre las horas de luz, temperatura, humedad y puedes proteger a tus plantas de cualquier plaga de manera mucho más efectiva que al exterior. Además, el cultivo en interior te permite programar los cultivos para repartirlos a lo largo de todo el año y cambiar la temperatura y los fotoperiodos según nos interese para poder controlar la duración de nuestros cultivos.

Es cierto que necesitas hacer una inversión inicial en infraestructura, pero te compensa con un mayor rendimiento de las cosechas y con la posibilidad de realizar cultivos escalonados.

Llegados a este punto hemos de insistir especialmente en la problemática de las semillas  de marihuana feminizadas: por un lado tienen la ventaja de ofrecer la garantía de ser todas hembras, pero por el otro tenemos el inconveniente del hermafroditismo.

Este fenómeno puede darse cuando no se respeta la oscuridad total durante el periodo de descanso. La planta de cannabis sufre estrés, lo que la induce a creer que su fin está próximo y produce flores masculinas para polinizar las femeninas y reproducirse. El hermafroditismo puede alterar la cantidad y la calidad de la cosecha.

Para inducir la floración, las plantas de cannabis provenientes de semillas feminizadas y regulares necesitarán un cambio en el fotoperiodo. Aumentaremos las horas nocturnas a 12 h y reduciremos las diurnas a 12 h también hasta la cosecha